sábado, 17 de mayo de 2008

Entre los arenales del insomnio y el dudoso jardìn de la memoria







Espejo de palabras : ¿ en dónde estuve?
Mis palabras me miran
desde el charco de mi memoria


Octavio Paz, Pasado en Claro



Debo confesar que cuando comencé a leer funeral de la memoria lo hice como siempre leo a Oscar Palacios, sumergido y ávido de expectativas. Quería conocer su mas reciente novela a tal grado que pase por alto el compromiso adquirido de que fuera el narrador y poeta Gerardo Grajeda quien tomara posesion de su oficio y develara los secretos de este libro. Desde el titulo intuí que volvería a entusiasmarme con páginas que me reconciliarian en tiempo y espacio con los pasajes de en memoria de nadie, la otra mitad del infierno, y juego de mascaras, trabajos anteriores de este multidiciplinario creador chiapaneco. No me equivoqué. Afincado en su Tarumba, Ciudad Real de San Cristóbal, Oscar Palacios ha encontrado en la escritura la mejor forma de conjurar los dramas, los conflictos interiores pero sobre todo el manifiesto certero de nuestra fragilidad condesendiente .Palacios mantiene vigente su excelente ritual de escritura, en las páginas de sus novelas uno siente que hay algo mas que una sólida formación de oficio, hay alguien que ha vivido y que es a traves de este proceso que verdaderamente aprovecha el producto de sus lecturas, Sin embargo habrá quien no este de acuerdo y polemise y diga que su estilo parece intrascendente, vulgar o de poca importancia, a mi me parece mas bien sordido y auténtico, pagina tras pagina es perceptible la madurez de un recorrido escritural inteligente, penetrante, sobrio, Palacios es alguien que disfruta lo que hace y eso por añadidura hace disfrutar a uno lo que èl escribe. Funeral de la memoria gira sus contornos sobre una prosa dúctil, fluida, elaborada, donde Anibal nos hace participes de esa apocalíptica tradición del tiempo. No hay sin embargo dramatismos. Más bien, un entrecruce de acontecimientos que marcan la transición y finiquito de los ciclos. Anibal a pesar de la tinta está hecho, de carne,hueso y de memoria, vive y respira, al igual que nosotros y por eso logra hacérnos reconocer sin necesidad de un exceso de sentimentalismos la compleja naturaleza humana. Sabe que no es la evocación, sino la vida quien va sufriendo su deterioro progresivo y que es el desamparo esa cualidad que hace olvidables o inolvidables tanto a los objetos como a los acontecimientos. Recuperar pasajes de su vida completa le lleva exactamente a otro dilema, desconfiar de lo olvidable, recordar todo, con prodigiosa exactitud, vuelve vivaz también la necesidad de limpiar el alma, liberarse de los rencores póstumos. El olvido a corto plazo hace transcurrir el aislamiento como un materializado rencor y develadas venganzas familiares. Varias veces durante el proceso de lectura me pregunté lo mismo que Oscar se planteo un dia, si la enfermedad en el paciente puede eliminar la conciencia de la muerte. luego desistí de ello, entendí que la profetica vertida allí tarde que temprano nos alcanzará a todos como un ajuste de cuentas con el pasado, sobre el juicio sucinto que establece que a pesar de lo que debemos todos ansiamos tener una muerte digna y que no hay mejor cura para el olvido que un día que se amanezca sin recuerdos. De eso sabe bien el autor, por eso ha escrito esta novela, para asistir al funeral de la memoria, velar lentamente las añoranzas vivas bajo el ritual tortuoso de las confesiones entrelazadas, para reconocer a través de los insomnios del recuerdo a los demonios del tiempo y el infierno tragico del desplome humano.
Yo no sé si tal vez novelas como ésta nos ayuden a entender mejor nuestro destino, la vejez con todos sus dolores y con sus pérdidas, si podamos entrever nuestro futuro, pasado o el presente inmediato. No sè si la intención del autor al incursionar en un tema como este sea con la intención de demostrar algo o simplemente recrear una historia desde una estructura moral para acercarnos al olvido y la indefension, a los actos de justicia. El libro verdaderamente toma por sorpresa, tanto que algunos detalles se escapan a los ojos de sus editores, pero nada de eso demerita el resultado.



· El presente titulo proviene de un juego de versos del poeta Octavio Paz, tomado de pasado en claro