miércoles, 17 de septiembre de 2008

LUIS GAMEZ Y LA FRONTERA DEL RECUERDO


La frontera que Luís Arturo Gamez traza, se sitúa entre esa línea periférica de lo que escribe y los márgenes temporales de la memoria. Gamez pertenece a esa generación perdida que en su momento fue llamada “la nueva camada” y que a finales de los noventa se agruparon en distintos clanes.
Aquí radicaría en todo caso el primer acierto de Nicolasa en villa de perros. Gamez es el primero de esa generación de noveles escritores que publica un libro, la gran mayoría de sus contemporáneos entre los que destacan con luz propia Karime Melgarejo ,Luis Acopa, Daniel Peralta, Pedro Luis Gil entre otros, han sido por circunstancias distintas y decisiones propias publicados colectivamente en antologías.
Un segundo acierto de este volumen de cuentos que nos entrega Luís Arturo Gamez, es que sus relatos forman parte de una propuesta temática que sorprende por su diversidad, y que nos manifiesta a lo largo de su discurso narrativo, variantes de estructura que van desde lo tradicional hasta el experimento.
“No importa que el cuento sea subjetivo u objetivo; que el estilo del autor sea deliberadamente claro u oscuro, directo e indirecto; el cuento debe interesar al lector”
Esta cita de Juan Bosch, es la premisa que al menos es seis relatos: la oscuridad que galopa y golpea, la meta es el limbo, el hombre mas fuerte del mundo, muda conversación, caja estoica, y días nublados, se manifiesta con oficio y un interesante juego de intenciones, textos donde gamez logra discernir el tema, la trama, el lenguaje, el movimiento esencial de sus personajes.
Para Luís escribir es un ejercicio constante que corre paralelo a la contemporaneidad de su entorno, su obra abreva de la vida por ello la recrea fielmente o la reinventa. Sabe que el mejor tema para un cuento es siempre un hecho humano y la manera como este hecho contado nos presenta lo cotidiano, el medio, los ambientes urbanos, las tensiones las atmósferas. Puntos geográficos distantes como Canadá, Villahermosa y Mérida, se agrupan en un mapa temporal donde los limites son trazados por la condición humana.
En Nicolasa en la villa de perros, se muestran las pericias del ser que se debate entre la
indiferencia colectiva y las desigualdades sociales y económicas.
El destino de ese ser trotamundo que desde el primero de los textos se nos manifiesta es una tesis tratada repetidamente por el autor a lo largo de este libro.
Este estar lejos del lugar de origen paradójicamente opera como ese cambio de vida alimentado por sueños guajiros plagados de augurios que no siempre tienen la certeza de algo cumplido: “Aquella tarde saltó la cuerda como si suerte pasara por debajo de sus pies". (la cabeza) o “ afuera aplastó una corcholata . La observó para compararla con su suerte” (Rock n trova)
Por otro lado la esperanza es también juguete del azar, es un impulso que oscila en el corazón del hombre. La relación entre destino, desarraigo y esperanza conlleva a los protagonistas de estos cuentos a la búsqueda frenética del reconocimiento y de la felicidad anhelada.
Un tercer acierto en la narrativa de Gamez es que no busca congratularse con el canon, con ironía, parodia y nos presenta un mundo literario en donde recrea los estereotipos y las posturas artificiales construidas en los círculos intelectuales donde el que escribe es también parte del circo y la maroma y ese reino perdido en la turbulencia intelectual de sus semejantes: "La nueva generación de escritores de principio del siglo XXI en una provincia tropical, de modas pasajeras, con piochas mal rasuradas, se sientan en los cafés. Algunos con las piernas cruzadas y los testículos estrangulados, platican de la presentación del libro de un poeta ya muerto que sigue dando sombra y sustento a los intelectuales, de una lectura de obra donde nadie asistió y de la ausencia de bellezas femeninas en su mundo de letras "( Borrachos, Drogos y Provincianos).
Gamez asume pues sus riesgos en la creación literaria y se ejercita, tropieza y se levanta en la búsqueda de un particular estilo construyendo párrafos de una contenida riqueza visual: “El domingo hubo una tregua, amaneció nublado. Un toldo púrpura estaba en el cielo y pasó por ella, evitó la palabra “paseo” fueron a manejar por las calles cubiertas de llovizna y a escuchar el picoteo sobre el dosel del automóvil coordinando canciones y ritmos con las gotas de agua ( Días nublados)
Por estos aciertos es que agradezco a Luís Gamez haberme invitado a compartir la mesa con otros miembros destacados de esta generación y celebrar el nacimiento de su primer libro que representa una buena faceta en el proyecto de transición que el director editorial y de literatura se ha dado a la tarea de emprender. Existe una propuesta interesante en la cubierta diseñada por Eric Guerrero pero desafortunadamente es un profesionalismo que no se traslada a los interiores en que aparecen descuidos, los duendes de la sintaxis y la gramática aparecen que dan miedo en algunos de los textos.
Pero el saldo es bueno, y a propósito del título del libro, parafraseando a don quijote :
“Si los perros ladran, amigo, es señal que vamos cabalgando”